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One morning you awoke, and the strange sun, and opening your door...



sábado, 30 de abril de 2011

David Chapman

Como que no me viene eso que ayudaría a escribir algo bueno por aquí.

Señor G: sisisi, tienes razón, la tuviese desde el principio, -No Liz, te quedas en casa y ya, podría ser que... -Jo-de-te. Le extraño mucho y lo vi hace algunas horas, de esas horas comunes que duran una hora y son capaces de amontonarse y pesar.

¡No puedo creerlo! ¬¬
Bueno pues, un cuento al que le faltan detalles:

David Chapman

Ella me dirá que David Chapman es la clase de persona que vería lo que realmente eres, mientras yo aún pienso en que incluso hubo un momento en el que todo corrió a través del tenedor aquella noche. Me dirá que se siente terriblemente cansada, que tiene dolor de espalda y yo aún pensaré en el disgustado y arbitrario tenedor, en la forma condescendiente del espagueti en salsa roja que se dejaba filtrar entre y fuera de las barritas iluminadas por la luz escandalosa del foco de neón. Me pedirá que le toque la espalda, desde la nuca hasta la cintura baja, como en una especie de ritual para aliviar el dolor de la tarde, y yo imaginare a David Chapman tocando aquel torso desnudo, imaginaré su piel contra la de ella, y en ese instante la imagen del espagueti en el tenedor se verterá en mis ojos de golpe y me sentiré culpable por haber sustituido aquella mujer de curvas perfectas por pasta recalentada.

1 comentario:

porque las antipartículas comentan